Chaco, jueves 15 de diciembre de 2011 - Dos bebés wichíes recién nacidos murieron en Chaco el lunes pasado, en Nueva Pompeya, presuntamente por responsabilidad del personal médico de guardia. Según lo que pude saber a uno le habrían roto la cabecita y otro cayó al piso. Es toda la información que tengo y no se ha ampliado. Y la información y difusión que se puede lograr de estos hechos es condicionada a que le sucede a gente a gente que está padeciendo el genocidio que viene con el Estado desde hace dos siglos, y que contra lo que son hoy leyes y tratados internacionales los gobiernos mantienen como plan sistemático de exterminio, impidiendo la denuncia y perpetuando el abuso y el terror.
Hasta cuándo el exterminio, hasta cuándo el maltrato y el horror, con qué palabras se pueden decir estas cosas, que si les pasaran a otros que a los Originarios o excluidos serían un escándalo, y para ellos tienen que ser padecimientos de todos los días que tienen que soportar sin prácticamente poder denunciar, ni nada. Sobreviviendo a pesar de todo, para que alguna vez se termine, y no para que insistan los poderosos en terminar con ellos.
Cuándo van a entender que eso no puede ser. Y los médicos, que los indígenas son personas también, y que tienen un juramento y el honor de poder atenderlos. Sobrevivieron por generaciones, resistiendo para mejorar todo, sumar, cuando dejen de restarlos, y le deben respeto y agradecimiento, no más maltrato y desprecio para reducirse a ser una mano criminal más del Estado contra parte de su propia población que hace rato viene negando y tratando que no exista, pero que hoy es ley que no lo hagan más, y la violan, y siempre fue derecho para los seres humanos y los violan.
Porque nadie judicializa a quienes cometen estos horrores, y sí a quienes reclaman porque las leyes se cumplan, así esto nunca se va a terminar y todos los poderes del estado, la educación, y sus profesionales son responsables. Es ahí donde debe haber juicio y castigo, basta de discriminar y de matar.
Da la impresión de que es tanto el horror que no se puede creer o entender que está sucediendo, sino no se puede explicar que la población al tanto de esto y que puede hacer algo, mire hacia otro lado, no se revele ni exija el cese del exterminio y estas barbaridades.
Una nota de la zona habla de un caso de un fallecimiento de otro bebé hace dos meses, tenía tres meses y pesaba tres kilos, no tenían ni como darle entierro. Lo mismo escribí y trate de difundir que les pasa con los menores desnutridos que fallecen en Formosa en comunidades wichíes, apenas pueden a veces envolverlos en una frazada, y ponerlos en un pozo. Que se supone que debe hacer una persona cuando se entera de estas cosas. Hay funcionarios con poder de modificar esto, que están perfectamente al tanto, y trabajan por que esto siga siendo así, dejan continuar la muerte a expensas de todos que debemos demandárselos ¿Tan psicópata puede ser nadie que diga que reclamar eso es ser opositor político y no ser humano sensible y responsable? ¿Quién puede estar tan loco o alienado de entender eso por la difusión de estas cosas y no lo que sencillamente es? ¿Esa es militancia por los derechos humanos? ¿Justificar un genocidio y contribuir a perpetuarlo en nombre del mal menor?
Saben que pasa esto, saben los responsables que son responsables, sabe la población del país, saben que es perfectamente evitable, sin embargo no saben otra cosa más que naturalizar, justificar o mirar para otro lado para dejar que siga sucediendo, en el mejor de los casos. Pudiendo denunciar y hacer algo, plantarse, uno por uno responsable de cada cual, ¿o acaso alguien nos va a mandar a que seamos sensibles y pongamos límite para hacerlo? ¿acaso alguien debe dar permiso o que para que la justicia funcione contra los peores delitos, cuando por quien clama que cesen si actúa con toda celeridad?
Con el digno ejemplo de las víctimas que como pueden tratan de sacar a luz las cosas, que se ven privados de todo acceso a justicia (siempre que no sea para ser ellos los procesados) a atención digna y respeto de su identidad, reconocimiento y derechos, siendo perseguidos, judicializados, asesinados cotidiana, cruel y lentamente, pueden hacer saber, pero no puede ni el periodismo, ni la justicia, ni los gobernantes, ni los abogados, que cuando los hay los aislan, (opera el gobierno en pos de perpetuar el exterminio hasta tratando de hacerlos pasar por locos y los organismos ante los cuales se denuncia miran para otro lado, eso hace la CIDH) ni los organismos, procesar a los delincuentes responsables, ni los políticos que se dicen opositores movilizarse y hacer los debidos procesos, nada, ¡nadie puede nada! Mentira, si yo me puedo enterar, puedo escribir esto, pueden, muchos otros y mucho más. Si pueden las víctimas de estos horrores hacer saber de alguna forma y tener fe y resistir por que un día esto deje de ser así. Muchos otros podemos mucho más.
Que esto continúe así no se explica más que por poderosos delincuentes de estado que mantienen el exterminio y una sociedad mayormente cómplice.
Y no lo digo por opositora política, si esto no pasara nada tendría yo que decir, esto no es invento, no es calumnia no es crítica política, los hechos hablan por sí, y quien los pueda decir mejor que lo diga, no lo hacen, saben y callan, y eso sí es por política, la que se beneficia de que esto continúe, y negarlo, entonces piensa el justificador que todos son de su condición, y que por lo mismo que bailan ellos bailamos todos. Solo hablan, escriben, hacen, se mueven a cambio de, y a costa de lo que sea, y se conforman en creer que no hay otra forma de ser y proyectan en los demás su actitud ruin, que para estos casos es obediencia debida y complicidad con los peores crímenes. Y porque sean muchos en esa condición tampoco es consuelo, ni menos dolo.
Esto no sucede menos si no se dice, que ocurra debiera molestar y no que se diga, que moleste que se diga y no que ocurra habla de complicidades muy graves, y responsabilidades criminales.
Oposición política y de toda clase a la vida y complicidad con estos horrores es callarlo, justificarlo, naturalizar. Ojalá hubiera oposición política y tomaran estos temas y no para negociar muertes por migajas de acomodos, como hacen los políticos entre sí. No la hay, solo sociedades de más o menos acuerdo, sobre un horror que trascurre sin ser siquiera cuestionado, discutido, reconocido. Mucho menos aceptado, para que pueda cesar, cambiar que haya justicia, respeto y reconocimiento.
Esto es lo que pasa, y que lo diga no es porque esté en contra de quien comete estos horrores, que hoy es el gobierno nacional respaldando a los gobernante locales, y un sistema de exterminio, sino porque estoy en contra de que suceda, y que quienes están a favor, por acción u omisión, no se les nota menos, ni son menos canalla, y los responsables, responsables. Y quienes gobiernan son quienes deben tener mucho odio y oposición hacia esta gente, que no son otros, somos nosotros, hacia quienes difundimos, hacia quienes reclaman por algo mejor a lo que con todo tipo de violencia se resisten a permitir, usando los recursos de todos para tergiversar y callar, y sustentar que nada cambie. Con batallones de militantes y organizaciones compradas con los recursos de todos, hasta para vigilar lo que circule por internet, celular, boca en boca, encuentros, charlas, emprendimientos, solidaridades y tratar de manipular en pos de que estos horrores se mantengan, en un sistema parásito de los pueblos originarios del territorio que lo sustenta.
Quien esté de acuerdo con eso, y por esto no pueda hacerse eco de estas cosas ni difundirlas sino contribuir a silenciarlas que se haga cargo de su canallés, y de lo que justifica y que no me culpe a mí de cómo lo digo. Cómo se supone que lo indecible pueda decirse, por qué no se horrorizan y se quejan más bien de que ocurra en vez de respecto de cómo se diga. Hay que ser hipócritas hasta lo más descarnado para en cuestiones así fijarse en eso y no en lo que pasa que es perfectamente evitable, y modificable en el corto plazo.
Que económicamente no conviene a los intereses que representa el Gobierno, y no lo van a permitir, y ojalá fuera solo económicamente, porque no se puede pensar otra cosa tal como que le tienen mucho asco y desprecio a los indígenas y a los excluidos, muchos, que algunos dicen que es tratar como a perros, pero no es ni así, porque ni a los perros tratarían de tal modo. Es absolutamente enfermizo y de locos, lo que hacen médicos, políticos y en instituciones con el ejemplo de las más altas autoridades del país, ni más ni menos, contra personas, en las que es natural que no se reconozcan, porque se creen más que los demás, dueños de la vida y la muerte, y la niegan para quien se les canta. Y nadie víctima de tales horrores, culto, sabio e inteligente, amante de la vida como la gente digna de los pueblos originarios, que saben su valor en el sentido más profundo y por eso resistieron, podrían ser tan odiosos contra miembros de su propia especie, como lo son aquellos que no los reconocen como seres humanos iguales, dignos del mismo trato y derecho.
Y quienes descrean, o lo que se no me vengan a decir a mí, me entero de los que digo, vayan a los lugares, vean lo que pasa si están tan alejados de la realidad que sucede en el país día a día, sean confiables para que la gente pueda decir, y que no sea para sacarles información para ver quien denuncia y luego tratar de amedrentarlos por dar a conocer los horrores que padecen que es lo que suele suceder, y sean responsables, porque muchos medios van a sacar muchas veces solo información para luego negociar, no difundirla, los empresarios harán eso pero los periodistas que se precien de tales con internet tienen mil formas de igualmente dar a conocer, sin estar entregando la cabeza a los criminales estatales y parapoliciales, de los que son vulnerables, y luego que se van los de afuera les caen a hacerlos escarmentar por dar a conocer las cosas o simplemente recibir a gente sobre la que no puedan tener control. Y quienes en nombre de llamarse periodistas, documentalistas, abogados, iglesias, ong’s, solo se acercan a sacar información para lucrar, monetaria o egocéntricamente, o sacar algún beneficio (a costa del sufrimiento y contra los objetivos de la resistencia indigena al exterminio que es vivir, en el sentido más pleno) o dar información para que el Gobierno y quienes intentan correrlos de sus territorios o matarlos, o menospreciarlos, perfeccione sus métodos de silenciamiento y exterminio, harían bien en entregarse a la justicia o ser entregados por quienes sepan que hacen eso al escarnio público cuanto menos. Sin todas esas terribles acciones de muchos, omisiones, tanto horror y sufrimiento no sería posible de mantenerse.
Rita Venturino
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